24 de marzo de 2012

Un salto en el tiempo.

Un día ya no me desborde, ya no me ahogue, ya no me asfixie

Empecé a soñar que saltaba

Empecé a soñar que saltaba todas las noches, cada vez más alto

Cada vez más lento, cada vez más lejos

Hasta que una noche me suspendí y fue sueño, pero fue casi real

Fue en quien sabe qué lugar, pero fue acá, me suspendí... Por un momento el tiempo no jugaba

No sé decirte... fue volar. Inexplicablemente, casi real, me desperté pensando que podía suceder,

Que quizás realmente podía ser.

Solo un momento, en un tiempo muerto, que no llega a ser vuelo, que en verdad no es eso... más bien un salto suspendido, congelado, capturado... justo ahí.

En un tiempo tan corto que no ocupa nada, pero se desplaza, tan breve que por poco no es

Ningún pensamiento, ninguna sensación, ningún prejuicio, ni preocupación, ni miedo, ni personas, ni fantasmas, ni vivos ni muertos.

Ni tampoco yo.

Ni tampoco fue mío del todo, pero lo capture un poco.

Y en esas cosas que suceden así, sin mayor volumen que lo que reposa en la superficie, cuando volví quise olvidar mi bronca, gritándola fuerte. Desee intensamente dejar aquellos miedos recurrentes, mi evasión, mi vulnerabilidad, mi falencia para dejar ir lo intrascendente que convierto en trascendente, mi manía de acumular hasta explotar, la oscilación a los extremos y todos aquellos fantasmas que tengo tomados de la cola, que no son pocos

Y ya es momento de dejarlos ir.

Quizás luego, salte un poco más alto.


Del 2010

Hoy creo que dí una parte de ese salto. Un buen comienzo para volver aquí.