Riesgo:
m. Proximidad de un daño o peligro.
De chica me caí dos veces de dos techos distintos, me encantaba la altura. Árboles, paredones, vigas, pasamanos... Donde pudiera treparme; allí estaba. Mamá se asomaba por la ventana del patio y me encontraba siempre caminando por el angosto paredón que separaba al otro terreno.
¡BAJATE YA MISMO DE AHÍ QUE TE VAS A MATAR!
Dos veces me caí, pero ahí no.
De espaldas las dos. La sensación la recuerdo como si fuera hoy, no poder respirar, no poder hablar, desesperación... paralizada, el cuerpo entumecido. Me paso una vez y me paso otra, porque no podía evitar la altura, sentía una atracción que controlaba mi cuerpo... abajo era tan monótono.
La contingencia, la mínima posibilidad de rotación, fluctuar del eje.
Siempre elegí el riesgo, como si eligiera la vida. Sin importarme derivación alguna, temiéndolas, que no se confunda; si hay algo que me impulse al riesgo, no es otra cosa que el miedo y el coraje por no tenerlo, por no estar en el suelo en desasosiego, paralizada.
Por eso de nada me arrepiento, salvo de lo que no me arriesgue.