3 de abril de 2009

Los ausentes.


Todo lo que no puedo decir, lo que guardo en mi cuerpo
se vuelven pequeñas armas filosas
el frió las convierten en poderosas espadas que me cortan
hasta desaparecer.
Lo que me hace invisible en ocasiones en las cuales
no puedo sostener ser corpórea,
cuando no hay un abrazo que me sostenga en este mundo.

Extraño encontrarte en algún lugar cercano de la casa,
Extraño tanto escucharte reír. Todavía no olvide tu risa, sabes?
Es curioso, los recuerdos son tan nítidos,
a veces hasta siento que al menos un poquito los vuelvo a vivir.
Vos y Mamá acostados en la cama viendo Chaplin.
(Disfrutabas mucho Chaplin, sabemos.)
Oía tu carcajada a lo lejos, corría hasta ella
me sentaba a los pies de la cama
para disfrutar tu risa
que liberaba mi sonrisa
ver tu rostro iluminado
sentirme feliz.

Extraño tu mano inmensa y cálida sobre mi cabeza
Tu mano protectora
Tu presencia,
tus pasos firmes que resonaban con su sonido particular
No te escucho, no estas en ningún lugar, en ningún suelo.
No me esperas en la escalera con una sonrisa luminosa

Nadie me espera en la cumbre de la escalera,
con la mano extendida para tomarme la cabeza,
despeinarme cariñosamente, con aquel gesto amplio
y a tus ojos yo, una niña eterna.

Tu lugar esta vació, esa oscuridad me vuelve invisible.
Parcialmente ausente.

Te recuerdo cálido, caí realmente en la cuenta
que ya no estabas cuando bese aquella frente gélida
y en mis labios sentí aquel frío que se alojo en mi cuerpo
de manera cronica.

Te mire un momento y aunque no te reconocia del todo
te dije "chau papá"
Aquel era tu cuerpo
pero aquel ya no eras vos.
No ibas a despertar, no ibas a decirme "puchunguna"
no ibas a despeinarme
a reírte
a enojarte
a gritarme
a cuidarme
a acompañarme
a estar más, nunca más.
...





Desde que te fuiste todo parece tener un poco menos de luz,
mis ojos son mas tristes, mi sonrisa no es completa
y me siento invisible en los días de frió.