16 de marzo de 2015

En blanco

Baja la rivera,
                    languidece como una lampara al punto de quemarse, en lo profundo del río. 




¿Qué puede apagar una luz?

Entre el interrogante y la respuesta había un espacio inquieto,  esos que llaman "En blanco" pero en verdad esta repleto. No se saben,  no se pueden o no se quieren mencionar. Lo curioso, pensó, que el blanco es un exceso de luces, eso explicaría llamarlo así. No entendió en que momento se interpreto "En blanco" como la nada, quizás el exceso infiere a la nada, finalmente y todo extremo conduce al mismo lugar. Quedo en silenció, sintiendo caer sus pensamientos como un cuentagotas y sintió ese sabor amargo de que todo eso ya había sido pensando y dado por sabido, se lo habían masticado y entregado junto a un manual de reglas y un par de frases de motivación. Le hubiera gustado descubrirlo antes, pero no había tenido muchas oportunidades, es que el tiempo de observar es un insulto al mundo que se le presentó.
"En fin" pensó nuevamente;"se la respuesta porque aquí vine agonizando aquello" y  entonces, se sumergió al río a renunciar. El agua permanecía quieta, casi áspera, como si estuviera asechandola. Esa sensación la había tenido siempre, pero jamas la había vislumbrado con tanta claridad como ahora. El agua salvaje, sobre todo el mar, le generaba el presentimiento de que era un gran depredador sigiloso, esperando la oportunidad para llevarla y allí estaba, entregada, ahogando su luz. Era la presa favorita. Ese terrible pensamiento ayudaba a su misión y es que como cada vez, nuestras ideas son el motor de nuestras realidades, que suelen ser muchas.

Fue cuestión de minutos, se dejo caer como una plomada  río abajo, sintió la candidez enfriarse. Entre abrió los ojos, se le burbujeaban las pestañas y vio como emergía esferas de fuego de su cuerpo, nadaban como peces luchando contra aquella agua depredadora, río arriba, mientras ella flotaba  inerte en la rivera.

Los días venideros fueron como lo había planeado, las horas no contaban ni pesaban, eran solo un tramo en el espacio, donde su vida era como un minutero, que se marcaba con paso programado.
No había emociones, no había exaltaciones, no había sorpresas, no había inquietud. Sintió un pequeño triunfo, pero no fue muy amplia la emoción, ya que su plan había sido un éxito... O al menos eso creía.
Un día que no era un buen día(de hecho era un pésimo día, pero ella permanecía impermeable) en una mala pisada, rompió su zapato. Quedo allí sintiendo todo ese espacio vació en el que sabia debía haber una explosión y entonces fue cuando se acerco el quiebre de su plan, como un secuaz del rio, nadando contra corriente del tumulto de la gente y le pregunto si necesitaba ayuda. Claro que ella respondió que no y lo miro tenaz, era un niño pequeño de ojos iluminados y desinteresados. Reconocía esa luz que le emergía y ese movimiento al andar. Huyo de allí a la calma que le esperaba detrás de su puerta blindada, pero a partir de ese encuentro tuvo el infortunio de toparse con tres abrazo inesperados, más de 235 palabras honestas y como 5 miradas cándidas. Estaba acabada, su plan hacia aguas por todos lados y lo sabia. Faltaban solo como 3 risas y solo dos atardeceres para enfrentar el fracaso.



9 de marzo de 2015

poema Sufí.

 "Ven, seamos amigos de una buena vez; facilitémonos la vida; seamos los que aman y los amados; la tierra no le quedará a nadie".