21 de febrero de 2018

Cuerpo- recipiente



En un día fortuito fluí en un mar de lagrimas, como una bocanada de desahogo de la suma de todos los días en que todo me traspaso como si no tuviera piel y una profundidad abisal en la que me la pase ardiendo y aprendiendo a nadar, abrazando una verdad como si fuera un salva-vidas, para  poder sostenerme a pesar de mis contradicciones. De todos los días en que me invente un pincel de tinta para dibujarme un contorno. Ahora que soy un cuerpo-recipiente, ahora puedo volcarlo todo sin miedo de perderme y sin tener verguenza ni miedo de ser. O teniendo miedo pero siendo.

Soy un cuerpo-recipiente que contiene un profundidad compleja con ansias de salir desde la expresión, de encontrarme con otros cuerpos-recipientes que hablen el lenguaje de la vulnerabilidad y con la esperanza siempre que abracemos todas nuestras verdades para hacernos más fuertes, en todas las causas que nos alimenten seguir siendo, construyendonos, sin sentirnos solxs y librándonos a través de todas las formas de lucha, de un mundo donde es difícil ser aunteticxs y sentir.