1 de julio de 2013

¡Mira ahí, una liebre!

Una vez cuando era chica fuimos a pasear con mi papá por los bosques de Playa Dorada, él llevo una escopeta y le pregunte paraqué  "Por si nos atacan animales salvajes" Por ese entonces me pareció lógico. Caminamos por el sendero de "coquitos" y apareció una una liebre. Mi papá le apunta con la escopeta,  cabreada y firme me pare frente a él, puse mi mano por delante de la escopeta y le dije "Le disparas y no te hablo nunca más en mi vida". Mi papá bajo la escopeta y sucedió lo inconcebible: La liebre se aproximo a casi solo 1 metro, nos miro fijo, casi que solo falto que dijera "Gracias" y se fue brincando por los pastizales. Además de sentirme una princesa de disney ese día empezó un vinculo especial con mi papá, los animales y yo. Veiamos los documentales y películas, sus regalos generalmente eran representaciones de animales y siempre  me gritaba cuando viajábamos en el auto o íbamos caminando por el bosque: ¡Mira ahí, una liebre!
y nos sonreíamos.