17 de enero de 2019

El corazón del sol


Se pregunto cómo sería el corazón del sol, imagino una enorme sandía con forma de planeta, lleno de bichos, arácnidos de fuego, serpientes de lava, mariposas en llama. Cuando se cansó de caminar sobre la lava de su imaginario rumiante y se sentó en un cerezo a tejer unas olas, para templar sus ganas. Su deseo era como la sal cuando sabe a rocas, mordió una piedra para afiliarse los molares y ser una vampira desde las muelas. Quería triturar la carne de su cuello y gemir tan fuerte como los truenos, mojarse cómo la lluvia que cae de las gladiolas y besarle justo en algún cable que le electrifique todo su cuerpo de pulpa de fruta y madera blanda. Quería que su cuello se levanté en esa curva donde se le dibujaba el universo, cuando se moría un poco antes de abrazarse de nuevo a la vida, para entonces dormirse, mansa y salvaje, entrando en los sueños bestiarios desde el ojo de su palma.