10 de noviembre de 2020

Lo cura

"El tiempo todo lo cura " Entre esas lineas habita una mordida errante a la esperanza de anular la herida en llanadas. El tiempo es irreversiblemente incontenible, no sabe de tareas de sanarse cómo si este fuese una medicina, cómo si olvidarse fuera cosa de alivio. El tiempo te cura, te enferma, olvida, recuerda, patea, corre, padece, nace, explota, suena, llega al climax. Se repite. Olvidar, al fin de cuentas, es un anhelo que no borra, solo completa el círculo de una pena para saborearla como un caramelo amargo y efímero, un media hora. Todo recuerdo a la luz de la conciencia, se le ven las vertebras, la tristeza es conexa a la alegría. Solo la noción de tiempo hace que los recuerdos felices se imprengen de tristeza. Allí la gratitud se vuelve una llave para recordar también con alegría. La memoria nos hace complejxs, nos da profundidades, nos permite viajar el espacio entre lapsos. Vivxs yendo a la muerte y de la muerte yendo a otra cosa. Quien olvida, desconoce la anatomía de su historia, es un náufrago en su impenetrable planicie de omisiones. Cuando recordas, te volves un navegante. Es cierto, a veces se necesita tiempo para agotarnos de los círculos que braceamos y saltar a otra esfera. Pero sobre todas las cosas necesitas una intensión lo suficientemente fuerte para servir de ancla, para no olvidarte cuando navegues, pero sobre todas las cosas cuando caigas en el olvido de un naufragio y te sientas perdidx o demasiado confundidx, recorda; vos sos el presente y el presente lo es absolutamente todo, inclusive el tiempo, no importa cuando.
No existe una línea, no es cuestión de nada que puedan marcar las horas. Se retrocede, se avanza, se espera, se cae, se inunda, se pierde, se encuentra. No hay ningún lugar perfecto donde ir, la existencia quizás sea única y ecléctica. Insondable para quienes buscan lineas rectas, mundos planos y seres perfectos. La iluminación es conexa a la obscuridad. Nuestra verdadera naturaleza es una médula revestida de huesos y carne, compuestos por el dia y por la noche, hechos de energía e integrxs de conciencia.
No es blanco o negro, ni siquiera es sobre grises, se trata de todos los colores. Estas eligiendo dormir cuando buscas ser un extrañx para tus emociones,  toda emoción de la sombra se te hace ajena y lo ajeno te domina si operas el olvido, la planicie te inunda, asfixia viviendo en agonía de todo lo que no te alcanza porque la llanura sabe a insatisfacción a algo incompleto, porque lo es. 
Cuando surcas la esencia, las cosas son distintas, te ahogas, pero tu médula recuerda, respira con braqueas cósmicas a través de todas las eras, a cada rincón de tu cuerpo,  los recuerdos, marcas y heridas. La vida se extiende de tu pecho, se llena y vacia, así, como la luna. 
En la órbita hacia el centro de todo, el amor como núcleo, es como un pez abisal que nunca vio el sol, pero brilla.
No es nada mágico, solo que se olvida. La memoria es otra llave; el inicio es una puerta hacia otro posible futuro.