4 de junio de 2017

Amar mar

De ella no puedo contarles el nombre, ya que no existe en ningún idioma ni gramática de esta tierra, tampoco puedo asegurarles que sea "ella". Todos los martes bajaba de la luna, aunque para ella no había martes ni luna, bajaba al mar a dejar su espuma. Él se llama Marcos y nunca fue a la luna, tampoco iba todos los martes al mar pero ese día era martes y estaba allí. Decidió pasar con su tabla de surf la línea de espuma, en busca de una ola prometida que le permitiera sentir que volaba sobre el agua. Ella volaba sobre el agua y ese día decidió pasar la línea de espuma. Se encontraron por encima de una ola y por un instante Marcos no supo si estaba respirando aire o tragando agua ¿Estaba alucinando? Sintió un instinto de supervivencia humana, tenía miedo. Ella no tenía ese tipo de sensaciones, pues no era humana, así que lo toco y Marcos se estremeció intensamente. Los pelos se le erizaron y experimento en su piel un caso de piel de gallina jamás antes visto, claro que él no lo sabía y tenía cosas más importantes que resolver ¿Acaso estaba muerto? ¿Había perdido la cabeza? Pensó intentando racionalizar aquel momento, no resultó porque entonces ella se comunicó. Aqui tengo que advertirles que no fueron palabras tales y como las conocemos y no puedo explicarles más, puesto que yo también soy humana. Después de haber logrado intercambiar información de quienes eran y que hacían allí, lo cual llamaremos milagro por nuestra ignorancia, Marcos le pregunto "¿Cómo es la luna? ¿Como es en verdad?"
"Es redonda y lo sabes"
Entonces Marcos supo que no sabía mucho pero había cosas que sabía.
Pasaron el rato encima de la espuma hablando de cosas redondas, de cosas cuadradas , de colores, de sabores y de todo lo que los rodea, en sus días dentro de sus mundos y lo llamaremos amor, porque con ese nombre nosotros lo conocemos.