16 de diciembre de 2019

Sirena pagana

Dejé papeles en botellas en los que pedí socorros escritos en poesías, libré a la suerte  una noche eclipsada en la altamar de una emocionalidad rumiante, navegando por el océano del inconciente colectivo, buscando manos que sean barcos, que naveguen como velas hasta mi isla, que me lleven a algún continente donde pastar, donde dormir una siesta en la tierra caliente, donde hayar paz. Estoy en una isla rodeada de botellas que me devolvió la marea, golpeándose en mis manos escamadas, en mis piernas de pez, mí boca de almeja saborea la sal, tratando de hayar paz, acá mismo, en la incierta inmensidad insondable de mí emocionalidad navegante. Voy a donde haya que que ir, con la intensión cómo una vela, mis suspiros como un viento naufragante y mis manos nautas son la brújula que explora continentes candentes para abrasar mí cuerpo de sirena a un fuego pagano y liberarme de toda condena para solo ser.